Sin dar una mínima
explicación pública a los feligreses de la grey católica, ni a los millones de
donantes de las colectas de Cáritas, el ex obispo de Merlo Fernando Bargalló
"paga" sus delitos mediante el silencio penitencial (en rigor, el
salvoconducto monacal que habilita la elusión de penas o castigos) en el
Monasterio Trapense Nuestra Señora de los Ángeles de la ciudad de Azul. Allí, entre
la oración y la liturgia, conserva y atesora las ventajas y los privilegios
solventados por el Estado a lo largo de su carrera sacerdotal. El gran
simulador aprovecha las mieles de una nueva y exitosa maniobra de doble faz, no
sea cosa que tenga que salir a trabajar de algo.
jueves, 20 de septiembre de 2012
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